jueves, 29 de marzo de 2007

Los suecos y otras hierbas o mentiras estadísticas

Como os prometí en el último post, voy a contaros lo de los suecos.

En primer lugar tengo que decir que estoy muy celoso. Los suecos han vuelto a visitar el blog de A., pero no parece que hayan vuelto por el mío después del accidental éxito del pasado lunes. Aunque lo sospechaba, esto está confirmando que mi éxito de público del lunes no fue más que un accidente y que, si quiero seguir teniendo lectores, tendré que ganármelos.

Pero, yendo al grano, os explicaré como llegaron los suecos a nuestras vidas.

Todo empezó cuando A. puso en su blog un contador de accesos. Se trata de una herramienta de www.webstats4u.com, que, además de contar cuántas veces ha sido visitada tu página, te informa del propietario del dominio desde el que te han visitado.

En general se trataba de nombres de proveedores de acceso previsibles (Telefónica, Ya.com, ...) pero, de repente, comenzó a aparecer con insistencia una línea que ponía “Ericsson Sverige AB, Suecia”. No se trata de una visita accidental, ni mucho menos. Prácticamente todos los días pasa por ahí. A veces hasta más de una vez. Incluso el pasado día 26, el día de mi éxito mediático, yo también recibí unas visitas desde ese origen (se puede ver pulsando aquí )

Por un momento llegamos a creer que efectivamente había un sueco o sueca enganchado al blog y que ya tenía una proyección global, usando esa palabra que ahora está tan de moda. Ahora yo tiendo a pensar que se trata de alguien conocido que, probablemente sin saberlo, llega desde una IP registrada a nombre de Ericsson Suecia, pero utilizada o revendida desde España por algún proveedor local de ADSL o cable.

Es una pena desmitificar de esa forma las cosas porque, por un momento, fue bonito pensar que uno podía tener seguidores en todo el mundo, desconocidos y hasta exóticos. Pero me temo que no es probable que sea así. (El otro día dije que iba a intentar no romper mitos y ya estoy intentando echar uno por tierra. Lo mío no tiene arreglo.)

Otra cosa es que, por casualidad, llegue alguien desde Malasia o Estados Unidos, como me ha pasado a mí, y que no vuelva nunca. Eso sí que es posible y hasta probable. De hecho, la exótica estadística actual de visitas a este blog dice que el 92.5 % de las visitas procede de España, cosa previsible, pero en segunda posición, y empatados a accesos, están Estados Unidos y Suecia (con el 3%) y en último lugar Malasia (con el 1,5 %).

Aunque lo intente, no me puedo creer que haya muchas posibilidades de que la parte internacional siga ahí cuando pase de los 1.000 accesos acumulados, salvo accidentes o caprichos estadísticos.

Con la casualidad nunca se sabe ...

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martes, 27 de marzo de 2007

El vértigo de la fama

Estoy abrumado por mi repentino éxito mediático.

Alguien que yo conozco muy de cerca (no os doy más pistas, porque todos sabéis ya quién es) me ha citado ayer en su blog, incluyendo un tentador enlace de esos que uno pincha casi sin querer.

De un plumazo y, sin estar preparado para tanto éxito, he heredado su público, incluyendo los famosos “suecos”. La diferencia entre el antes y el después es espectacular: he pasado de tener una media de dos visitas al día (casi siempre las dos mías) a nueve visitas en el día de ayer (ninguna mía).

Estoy casi seguro, y casi lo espero, de que ha sido una moda pasajera y casi nadie volverá a pasar por aquí, pero no puedo evitar sentir cierto pudor o miedo escénico. Todavía no había decidido si lo de este blog iba en serio o no y, de repente, me encuentro con que tengo un público al que no debería defraudar, especialmente si quiero mantenerlo (confieso que también tiene su parte buena eso de que alguien se lea los posts que escribo).

Estoy en una encrucijada y barajo diferentes posibilidades en esta nueva etapa “orientada al gran público”.

La primera tentación es inclinarme por una programación más comercial. Hablo de contar chascarrillos y anécdotas, a ser posible divertidas. Confieso que me encanta leer ese tipo de cosas y seguro que iba a ser bien recibido por mi público heredado.

Otra opción que había estado barajando era la de girar hacia un tono más intimista (incluso poético). Antes de este repentino éxito había pensado hablar de un poema de Octavio Paz que Luis Pastor convirtió en una canción y que siempre me ha gustado muchísimo. Este tipo de “efusiones” me da un poco de pudor ahora que corro el riesgo de que alguien lo lea y tendré que pensarlo un poco mejor.

Lo malo de las dos opciones anteriores es que pueden acabar con mi imagen de chico serio y un poco soso, que llevo años cuidando. La verdad es que no me importa por “los suecos”, pero alguno de mis nuevos y probablemente efímeros visitantes son personas que me conocen, incluso aprecian, desde hace años y tampoco debería defraudar sus expectativas. Al fin y al cabo, uno también se debe a la imagen que sus amigos tienen de él. No quisiera ser uno más de esos mitos que se nos van cayendo en los últimos tiempos.

Por eso me tienta la idea de hacer notas asépticas y más o menos serias sobre los libros que he leído, las cosas que he visto en la tele, las películas de las que oigo hablar (lo de ir al cine es una utopía por el momento), ...

Probablemente no haré ninguna de las tres cosas o, mejor dicho, haré las tres, mezcladas con cualquier otra cosa que se me vaya ocurriendo.

Definitivamente, creo que voy a ir haciendo cada vez lo que me apetezca, incluso no hacer nada si no me apetece. Al fin y al cabo, para eso creé este blog, para hablar de lo que me apeteciera, siempre que no fuera trabajo, y no puedo dejarme influir por el éxito o fracaso de audiencia en una fase “tan prometedora” a la par que incipiente de mi carrera.

En cualquier caso, gracias por haber pasado por aquí, especialmente a los que volváis a hacerlo. Confieso que me ha hecho un poco de ilusión.

(Por cierto, un día os cuento lo de los “suecos”)

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lunes, 19 de marzo de 2007

He leído el libro

La parte mala de leer un libro de alguien que conoces es que luego le tienes que dar tu opinión.

Cuando lees algo de un autor "remoto", aunque lo admires, si una de sus obras defrauda tus expectativas, te ahorras el mal trago de tener que contárselo al autor.

En este caso que me ocupa estos días, la novela no está mal. Simplemente me ha gustado menos que la anterior y no sé cómo decírselo al autor para que no se sienta ofendido.

¿Será mejor mentir? ¿Será éste uno de esos casos en que la verdad es incompatible con la felicidad de las personas a quienes afecta?

Al fin y al cabo, tampoco es una verdad con mayúsculas. Es sólo una opinión personal y, quizás, errónea.

Tendré que pensarlo un poco antes de tomar una decisión definitiva.


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miércoles, 14 de marzo de 2007

Me han regalado un libro

Un escritor que conozco por mi trabajo me ha regalado una novela.

Lo mejor de todo es que está escrita por él.

Es la segunda que publica y la segunda que me regala, por lo que voy camino de tener sus obras completas sin pagar un duro. De todas formas, lo más importante no es que no haya pagado nada por los libros. Lo bueno del asunto es que se trata de novelas escritas por una persona a la que conozco y, aunque no se puede decir que seamos amigos, sí que aprecio, especialmente desde que conozco su faceta de novelista.

Es un placer muy especial leer novelas o historias escritas por personas que conoces personalmente y a las que conoces por otra faceta. Me ha pasado ya con varios autores (novelistas, ensayistas, algún poeta, ...) y algún día igual os cuento quiénes son y hasta dedico un capítulo a cada uno de ellos. Hoy sólo quiero hablar de la sensación de "realidad" que me produce leer obras impresas y encuadernadas de personas que sé fehacientemente que son reales: que comen y se pasean como yo puedo hacerlo, que tienen otros trabajos distintos del de escribir, ... Me transmiten la sensación de que es posible intentarlo. De que la creación literaria o artística no es incompatible con ser alguien "normal".

Reconozco que siento envidia (sana). Especialmente, como en este caso, si lo que leo, además de ser de alguien que conozco, me gusta.

En cierto modo, vale doble.


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lunes, 12 de marzo de 2007

Es lunes

Es lunes, tengo cosas urgentes que hacer y lo que me apetece es dedicarme a cosas que no tengan nada que ver con lo que se supone que debo hacer.
Había pensado en escribir sobre varios temas: de la muerte de los seres queridos, que es un tema que me ha tocado de cerca la pasada semana, de una historia o argumento de cuento que nació y murio en mí en unas pocas horas tras observar un paisaje, de la primavera, de ... y sólo puedo escribir de que es lunes y de que no tengo tiempo de hacer en serio lo que de verdad me apetece.

Otro día será, ...


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jueves, 1 de marzo de 2007

Han pasado tres días

Han pasado tres días y no se me ocurre nada para poner en el blog. Empiezo a preocuparme.

Bueno, se me ocurre que ayer estuve de pelea con mis hijas porque la mayor está en fase rebelde y tuve que presentarles mi imagen más autoritaria y "cara de palo", para intentar educarles un poco en el concepto de "respeto a la autoridad". Es decir: "hay que hacer caso (obedecer) a los mayores" (especialmente los padres y a la chica que les cuida hasta que llegan sus padres).

La verdad es que me oía hablar a mi mismo y me sonaba fatal, como de feroz representante de una sociedad represiva y autoritaria y todas esas cosas contra las que yo mismo me he rebelado muchas veces. ¿Cómo hacerles comprender a unas criaturas que cuando los mayores le decimos que hay que hacer algo como que hagan los deberes o que crucen deprisa y con cuidado la carretera es, en general, por su bien y lo de obedecer en estos casos puede marcar de forma irreversible su futuro e incluso su propia supervivencia, en el caso de la carretera?

Tendré que seguir pensando en cómo llegar a transmitirles este tipo de cosas sin perder los papeles ni la paciencia y sin transmitirles un mensaje puramente "represivo" y que fomente la falta de crítica constructiva hacia la "autoridad", que como sabemos todos por nuestra propia experiencia, en muchísimas ocasiones, más que "competente" es "incompetente".

No va a ser fácil


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