lunes, 28 de mayo de 2007

Atrapado en el tiempo

Siguen persiguiéndome los títulos con mensaje oculto.

Hace unos días volví a oír hablar de una película intrascendente, que recuerdo haber visto en un autobús hace ya muchos años y que había olvidado por completo. Se trata de Atrapado en el tiempo, con Bill Murray y, la entonces guapísima, Andie MacDowell. No me atrevo ni a recomendarla ni a no hacerlo, ya que confieso que no dejó en mí ninguna huella.

Supongo que será la película perfecta para verla en casa, después de comer y cuando la digestión haya reducido el riego sanguíneo del cerebro lo suficiente como para que te dé lo mismo ver un documental sobre el románico palentino, un programa de cocina, un culebrón o una película intrascendente.

Conozco ese estado físico-mental y me parece altamente recomendable no intentar ver o hacer nada profundo en esos momentos: podría tener peligrosos efectos secundarios no descritos en la actual literatura médica, pero no por ello menos dañinos.

Como, por una imprevisible carambola, esa película ha venido desde el "Emule" a mis manos (aunque parezca surrealista, estaba de relleno en un DVD que me pasaron con Babel ), es posible que próximamente ponga en práctica la teoría de que verla puede ser una buena opción para esos estados de baja actividad cerebral posteriores a la comida del sábado o domingo. Ya os contaré si ha funcionado.

(Por cierto, parece menos surrealista que Atrapado en el tiempo y Babel estén en el mismo lote, si uno conoce a los personajes culpables de ese "mestizaje". No puedo hablaros de ellos porque eso sería hablar de trabajo y ese es un tema prohibido en este blog, salvo caso de necesidad extrema.)

Ahora vuelvo a lo mío, que es que esta película me sirve para reflejar la sensación que he tenido al conocer los resultados en Madrid de las elecciones de ayer. No sé si lo sabéis o recordáis, pero la historia de Atrapado en el tiempo se basa en que su protagonista, por "arte de magia", se encuentra con que un mismo día se repite sin que avance la fecha. Como dato complementario, os recuerdo que se trata de El día de la marmota, que, por cierto, es el título original de la película.

Recuerdo que la mayor (¿o la única?) alegría que me supuso empadronarme en Madrid era la posibilidad de votar "contra Manzanares", como decíamos Mk. y yo, hablando del ínclito Álvarez del Manzano.

Desde entonces han pasado varias convocatorias electorales y continúa sin haber forma de librarse de que los alcaldes de Madrid y los presidentes de la Comunidad sean del PP.

Si el caso del alcalde mejoró un poco (pero muy poco) al cambiar a Álvarez del Manzano por Ruiz-Gallardón, el del presidente de la Comunidad, empeoró aun más, al traernos a la inefable e insufrible Esperanza en el lugar de Ruiz-Gallardón.

Hoy lunes, cuando me estaba despertando y oía en la radio que mis ilusiones de cambio no sólo no se habían cumplido, sino que incluso el PP había mejorado en sus resultados, no he podido evitar esa sensación de estar atrapado en el tiempo. Es como si la misma mañana post electoral se repitiera una y otra vez.

No parece que haya solución para los madrileños, que parecen dispuestos a votar a la derecha de forma indefinida.

Al mismo tiempo, no sé si por culpa de la hora o del día ... también me he sentido en El día de la marmota. Como veis, en un alarde de esnobismo, me he identificado tanto con la versión original-traducida como con la traducida-adaptada del título.

¿Tendré que hacérmelo mirar?


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