miércoles, 4 de abril de 2007

Vuelvo a estar solo

No estoy seguro de que haya sido una buena idea poner un contador de accesos a mi blog.

Es el que me ha hecho comprender que vuelvo a estar solo.

La pasada semana tuve un éxito repentino, que, por un momento, me creó una pequeña crisis de identidad editorial al tener que pensar en una audiencia "masiva" de unas veinte visitas en un solo día. Pero ahora todo ha cambiado. Creo que ayer no pasé por aquí más que yo mismo. Y hoy vamos por el mismo camino.

Me consuela pensar que ésta es una semana un tanto rara y algunos de mis posibles visitantes no están en sus casas o puestos de trabajo, pero eso no impide cierta sensación de fracaso. Los suecos, por poner un ejemplo, no han vuelto nunca después de aquella primera visita accidental. Además, ningún visitante ha dejado ningún comentario (reconozco que yo tampoco suelo hacerlo cuando visito otros blogs, aunque me guste o interese lo que leo).

Se supone que yo había hecho este blog para probar y, sobre todo, para mí mismo. El que alguien lo leyera no entraba en mis cálculos iniciales.

Ahora me estoy dando cuenta de que igual sí que quería que alguien lo leyera y que ese era el objetivo último de crearlo. En el fondo, va a resultar que, detrás de nuestra aparente timidez para escribir cosas y hacerlas públicas, lo que hay es un miedo terrible a que no le interesen a nadie y hacer así el ridículo más estrepitoso, que es ofrecer cosas que no le interesan a nadie.

Debe de ser que somos más vanidosos de lo que nos gusta reconocer y que a todos (o a casi todos) nos gusta recibir eso mismo que nos avergüenza un poco cuando lo recibimos de forma muy ostentosa: el "calor del público".

Creo que debería dejar de mirar el contador. Me produce muy mal efecto. Me pongo profundo y aburrido (¿y un poco pedante?).

Lo que sí pienso seguir haciendo es escribir posts para este blog.

Ahora ya es una cuestión de ... principios.


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