lunes, 19 de noviembre de 2007

Tontos con suerte


Hace ya tiempo que me encanta leer las columnas de Elvira Lindo en El País y tengo que decir que, en general, me lo paso muy bien. Sé además, que es una afición compartida con algunos de vosotros.

Al principio las leía como un divertimento, atraído por ese tono aparentemente frívolo e irreverente con el que suele contar las cosas, riéndose de los prejuicios, de los "progres" y los carcas, de los "snobs", de los "intelectualoides", ...

Es verdad que tiene cosas que parecen serias ya desde el principio, pero la mayor parte de los artículos que yo he leído tienen una aspecto más ligero. Sin embargo, con el paso del tiempo, me he ido dando cuenta de que en esa ligereza aparente hay más seso de lo que parece a primera vista. De que hay mucho sentido común, el menos común de los sentidos, y pequeñas "perlas de sabiduría" que son muestra de una profundidad y seriedad que no se veía a primera vista.

Hace poco más de un mes (17/10/2007) encontré una columna llamada Patrias que os recomiendo que leáis como antídoto si os dan ataques de patriotismo "incívico".

La pasada semana (14/11/2007) encontré un fragmento en otro texto suyo, en este caso uno titulado ¡Un hombre!, que me pareció que tampoco tiene desperdicio.

Ese texto habla, cito literalmente, "del tonto que, por azar, se convierte en líder. No es una fábula que afecte sólo a la clase política, porque tontos los hay en todos los campos. Detrás de un gran intelectual, filósofo, empresario o escritor puede haber simplemente un tonto con suerte. Lo peligroso es que cuando un tonto llega a un puesto relevante, muchas personas se rinden. Si el tonto ejerce el poder con villanía, atemoriza; si el tonto es escritor y vende muchos libros, acaba provocando respeto intelectual; si el tonto está forrado, por muy tonto que sea, provoca admiración. Hay tontos locales y tontos internacionales. A las personas cabales les provoca mucho desánimo cuando un tonto consigue prestigio internacional porque eso quiere decir que su estulticia causa una admiración sin fronteras."

Yo he visto, perfectamente reflejada en esta descripción, a alguna persona que conozco.

¿Vosotros no?


...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

si, precisamente lo que yo llamo "tontos globalmente integrados"... aquellos que están en la oficina central, en la delegación norte, en la/s oficina/s de países en otro continente... ; pues eso "globalmente integrados" que no deslocalizados; por desgracia están bien localizados. L.

Anónimo dijo...

Es una pena pero asi de real. Lamentablemente en este nuestro querido espacio profesional tenemos una muestra de cada uno de ellos, el tonto que ejerce el poder con villanía; el tonto que está forrado; el tonto que vive a la sombra del que esta forrado, el tonto que es un listo en realidad pero que se hace el tonto para escaquearse de todo ....en fin una larga lista .

Pero lo que yo me pregunto: ¿ no seremos nosotros los tontos al dejarnos cada día que nos llamen precisamente eso ? Tontos mas que tontos...

Anónimo dijo...

Pues creo que si. Que nosotros que nos creíamos tan listos somos en realidad los tontos más tontos. Pero, eso sí, yo reivindico ser tonta si ser lista significa ser como ellos. Listos, no gracias.
A.I.

C. dijo...

Igual somos tontos o listos, o, probablemente, ni muy tontos, ni muy listos.
Pero lo que es seguro es que no somos del modelo "tontos con suerte" del que habla Elvira Lindo.
Y ¿que queréis que os diga?, ... pues que me alegro de que todavía quedemos algunos. Igual no causamos "admiración internacional", pero algo de dignidad nos queda. C.

Anónimo dijo...

¡Eh! que acaparáis el espacio laboral. Yo llevo viendo tontos de ese tipo desde que nací (¿será que abundan más de lo que parece?). Es más, yo diría que, por lo general, para tener cierto "éxito", entendido según los parámetros de la actual sociedad, que ensalza los valores del ganador y pisotea sin piedad al perdedor, hay que ser de ese tipo de personas sin escrúpulos cuyos "valores" (nunca mejor entrecomillado) se basan en un egocentrismo crematístico sin límites. Es una asquerosa forma de "prostutuirse" (también aquí viene al pelo el entrecomillado, porque no quisiera ofender a la profesión sino aplicar el sentido más despectivo que se pueda semánticamente); una pérdida absoluta de actuar por impulsos racional-espirituales; una falta de "humanidad".
Por esos principios quieren los poderosos (en el más amplio sentido) que se mueva el mundo.
Y no los hay sólo en el ambiente profesional que actualmente vivís el articulista y sus comentaristas; también por otros derroteros. A49

C. dijo...

¿A48 o A49? (parece que "alguien" ha envejecido un año en un párrafo)