martes, 13 de noviembre de 2007
Dentro y fuera
Este sábado paseé como un turista por mi tierra, acompañando a unos amigos recientes que eran los verdaderos turistas (era la primera vez que estaban por allí).
En un momento dado tuve la extraña sensación de ser dos personas, guía y turista, al mismo tiempo.
Debe de ser el estado natural del emigrante del que le oí hablar una vez al escritor Jesús Ferrero. Es una especie de "no estar en ninguna parte". Eres forastero cuando estás en el lugar en el que vives la mayor parte del tiempo, pero también lo eres cuando vuelves al lugar en el que has nacido y vivido más de la mitad de tu vida.
Creo recordar que Jesús Ferrero decía que ese estado de "arraigo nebuloso" o "raices difusas" le parecía especialmente creativo y hacía una reivindicación del mismo como un estado eminentemente literario.
No sé si este estado es especialmente creativo, pero creo que este sábado entendí por qué a él se lo parecía.
Paseando al borde del mar en una tarde, ya noche, fresca y húmeda, pero sin lluvia. Revisitando y describiendo para otras personas lugares que conocía pero que me resultaban extraños al mismo tiempo, me sentí en cierto modo dentro y fuera del paisaje, como si fuera un personaje de ficción y, al mismo tiempo, el autor que lo estaba creando.
Extraña sensación.
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