lunes, 9 de julio de 2007

Les parapluies de Cherbourg


Hace ya más de dos semanas disfruté de un compendio o cóctel de vida francesa francamente inmejorable (el mundo cosmopolita de París y el de ciudad de provincias de Cherbourg), que han confirmado determinadas intuiciones que ya tenía.

He decidido agrupar alguna de esas sensaciones o descubrimientos bajo un único "título paraguas" en el más literal sentido del término y, como ya viene siendo costumbre en mí, he robado el título prestado de una película francesa de 1964: Los paraguas de Cherburgo o, mejor en este momento afrancesado de mi existencia, Les parapluies de Cherbourg.

Estos son algunos de mis descubrimientos confirmados:
  • Que los franceses medios son las personas de este mundo que mejor dominan la técnica de parecer que hablan de las cosas más profundas y glamourosas cuando están hablando de algo tan cotidiano y vulgar como reparar el grifo del baño o verificar el horario del tren.
  • Que esta pose es contagiosa: al cabo de unos días hablando francés acabas teniendo la impresión de estar estirando los músculos de la cara más de lo recomendable y que se te pone esa cara de los franceses tan especial (¿de estirados?).
  • Que si una película, que se titula "Los paraguas de ...", está ambientada en una tienda de paraguas de Cherbourg es porque allí llueve todo el tiempo (a mí me llovió encima y con bastante saña) y a todo francés medio le parece lo más normal que haya una tienda de paraguas en esa ciudad y que sea un buen negocio.
  • Que, aparte de agua en forma de mar y más agua en forma de lluvia, no hay mucho más en esa ciudad.
  • Que los franceses son capaces de aprovecharse mejor que nadie del glamour casual o sobrevenido y, además de vender, por ejemplo, visitas guiadas al túnel donde se estrelló Lady Di, son capaces de crear paraguas con denominación de origen Cherbourg (en serio) e intentar colocártelos a 100 € la unidad, sólo porque Catherine Deneuve hizo allí una película con paraguas.
  • Que París junto al Sena es muy parecido a una postal sobre París.
  • Que, si nos fiamos de lo que se ve en el aeropuerto de Orly, Disneyland París y el resto de los parques de atracciones del entorno (como Asterix) deben de estar llenos de españoles. Bastante jóvenes y gritones, por cierto.
  • Que las estaciones de tren tienden a ser un poco tristes y destartaladas, incluso en Francia.
  • Que en el metro de París puedes ver al mismo tiempo unos pasillos y andenes cutres y un coro de aspecto de aspecto tirolés, con más de una docena de integrantes limpios, bien alimentados y vestidos con sus mejores galas y cantando como si fuera en serio, acompañados de una tarjeta bien visible con la correspondiente autorización municipal para estar allí.
  • ...
Había más cosas, pero ahora no las recuerdo. Además, serían tan poco serias como éstas.

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